Por qué los Super High Rollers tienen límite
Fuente: pokerstrategy.com
Autor: Barry Carter
¿Por qué a menudo los torneos con buy ins de seis cifras se llenan rápidamente y dejan a muchos sin jugar cuando podrían atraer a más gente?
La semana pasada el Super High Roller Bowl, que es un torneo con una entrada de $300,000 que se juega cada año en mayo, vendió todas sus 35 entradas jugadores profesionales de forma instantánea. Tuvo tanta demanda que 19 jugadores profesionales que querían jugarlo no pudieron y quizá tampoco tengan la posibilidad de obtener uno de los 15 asientos restantes.
El año pasado más o menos en estas mismas fechas ocurrió lo mismo, a pesar de que el torneo se celebra en mayo todas las entradas se vendieron con meses de antelación. Lo mismo ocurrió con las dos encarnaciones del Big One for One Drop en el Las Vegas que también tenía un límite de jugadores.
A primera vista podría parecer algo fácil de arreglar, un problema de oferta y demanda. Cada vez más gente tiene ...
dinero y ganas de jugar este tipo de eventos, y no parece difícil poner 20 asientos más en un evento cuando hoy en día tenemos eventos de más de 1000 jugadores. Además, desde la perspectiva de un fan, cuantos más famosos mejor, ¿no?
dinero y ganas de jugar este tipo de eventos, y no parece difícil poner 20 asientos más en un evento cuando hoy en día tenemos eventos de más de 1000 jugadores. Además, desde la perspectiva de un fan, cuantos más famosos mejor, ¿no?
Entonces, ¿porque restringen los eventos Super High Roller?
Un acto de equilibrio
El ecosistema del Super High Roller, a pesar de ser mucho más pequeño que otros eventos con menor buy-in, es un tema muy delicado de equilibrar. Tienes que proteger a los jugadores de poker profesionales de la ruina y asegurarte de que los jugadores recreacionales se lo pasan bien.
La única razón por la que estos eventos existen es porque un pequeño pero entusiasta número de empresarios ricos eligen jugarlos, en lugar de irse a las mesas de blackjack o de dados. Posiblemente ninguno de los jugadores profesionales que atienden a estos eventos tienen la suficiente banca para jugarlos, todos comparten porcentajes y reciben bancaje. En este tipo de eventos vas a llegar a premios más a menudo, e incluso si solamente juegas por un 20% de tu propia acción, un premio mínimo sigue siendo muy significativo.
Para mantener este tipo de partidas, los jugadores recreacionales necesitan estar contentos. Está claro que les gusta jugar contra jugadores famosos, pero al mismo tiempo es algo intimidatorio tener a tantos jugadores de élite en tu mesa. Al controlar el ratio de jugadores profesionales y amateurs, nos aseguramos que los jugadores recreacionales no se sienten como si tuvieran una diana en sus espaldas. Esto es precisamente por lo que el año pasado se celebró el primer €1 million Big One for One Drop en Monte Carlo que era únicamente para jugadores recreacionales y también es la razón por la que las partidas de alto nivel de Macao son solamente con invitación previa.
Los pagos tienden a ser con estructuras más planas en este tipo de eventos, lo que suele resultar una ganancia para ambos grupos. Los profesionales, como ya hemos mencionado, pueden ganar mucho incluso de un premio mínimo, y los amateurs tienen muchas más probabilidades de irse del evento sintiéndose ganadores. Además, tal y como ya he dicho muchas veces, los jugadores recreacionales quieren sentir que su tiempo ha estado bien invertido, no solamente su dinero, y esto es algo bueno para el juego, sobre todo cuando alguno de ellos gana dinero en estos torneos.
Protegiendo la economía del poker
Mientras que la mayoría de profesionales sin duda echarían por tierra la sugerencia, existe la intención de proteger a la economía del poker a la hora de poner estos límites de jugadores. Si todo el mundo que llegase a premios en el Super High Roller Bowl fuera un jugador recreacional, algo que no está más allá de las probabilidades con un poco de suerte, sería 15 millones de dólares que saldrían de la economía de poker. Con tanto cambio de acción y bancaje, eso podría impactar a cientos de jugadores, no sólo a los 35 registrados.
Antes del primer Big One for One Drop las WSOP nombraron esta razón específicamente para el límite de jugadores, diciendo que no querían dañar a la comunidad de high stakes. De hecho, esto ocurrió a principios de los años 2000 con las famosas partidas entre la corporación y Andy Beal. Mientras que la corporación (un equipo formado por los mejores profesionales que habían unido su dinero para jugar contra el rico amateur) acabó ganando estos eventos, Beal ganó varias de las partidas y literalmente arruinó a muchos jugadores conocidos en tan sólo una partida (“vete a casa Andy, estamos arruinados” le dijo Doyle Brunson en una ocasión).
Cuando los torneos son accesibles para una gran porción de la comunidad de poker (incluso torneos tan grandes como con 25.000 $ de entrada) tiene sentido animar a tantos jugadores como sea posible a jugarlos. En esos casos el nombre del juego es grande y famoso y todo el mundo está contento. Pero la escena Super High Roller se trata más bien de preparar partidas muy divertidas y muy caras para los amateurs ricos, y la mayoría de profesionales que están en el ajo saben que para que siga la fiesta de vez en cuando tendrán que quedarse en el banquillo.
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